miércoles, 24 de febrero de 2010

TEXTO PREGUNTA ICFES GRADO NOVENO

El Bien Común: ¿Existe?
Sebastián García Díaz
Muchas veces ante los datos que nos envía la realidad nos preguntamos si el bien común
existe. Para responder debemos asumir una cuestión preliminar. ¿Cuál es la vida buena para el
hombre? Ante semejante pregunta se presentan infinidad de concepciones cuyas respuestas
son, en muchas casos contradictorias entre si. Tan contradictorias que, por momentos, parece
imposible pensar en un bien que realmente sea común.
Esta es la idea de los liberales contemporáneos: hoy son tan diversos los intereses y las
formas de entender la realidad que debemos olvidarnos de un bien general que conforme a
todos. Mejor pensar en una estricta fórmula de justicia que asegure que nadie molestará al
vecino en su actuar libre.
En el caso de John Rawls –un liberal social-, se agrega una cláusula para que los ricos no se
desentiendan de los pobres, pero su fundamento es tan relativo que no deja de ser una buena
intención.
El principio liberal para lo público es la neutralidad: ninguna alternativa cultural debe ser
discriminada o, lo que es igual, el Estado no puede inclinarse por alguna concepción del bien
en particular.
¿Cómo aplicar este principio a los contenidos de la educación pública, por ejemplo, o a
aquellas otras dimensiones sociales necesarias para el individuo? En general, el liberalismo
mantiene la firme convicción de que las fuerzas sociales, en libre interacción, producirán los
bienes que el individuo necesita. La regla laissez faire o si se quiere la "mano invisible", no sólo
regula naturalmente la dinámica del mercado económico sino también el "mercado social".
Las objeciones son abundantes. La primera: los liberales quieren defender la capacidad de
elegir entre posturas antagónicas. Sin embargo, parecen tomar dichas posturas como si
estuvieran naturalmente dadas, cuando en verdad no es así. ¿Cómo garantizar que el individuo
tendrá verdaderamente opciones significativas para elegir si ellas son arrasadas por las reglas
del "mercado cultural"?
La segunda: afirmar que el Estado puede desentenderse del bien humano es afirmar que tal
bien no existe. "No", dirán, sí existe, pero las "opciones significativas" debe determinarlas el
mercado social y no el Estado. Sin embargo ¿qué ocurre si la mayoría en ese mercado apoya
una concepción particular del bien y vota para que el Estado la imponga a todos los demás? El
liberal se desmaya. "Eso es una barbaridad", replicaría: "deben respetarse los derechos
naturales, los valores de racionalidad y de tolerancia".
La masa –finalmente- preguntaría por qué hemos de respetarlos. Este es el punto en que el
liberalismo se sincera y comienza a dar razones de fondo e invocar criterios racionales de
verdad y de falsedad. Conclusión: los liberales sí creen en un bien objetivo, que es el bien
liberal. La neutralidad es una careta, y justificar el liberalismo con un relativismo es un error.
¿Cuál es el bien común liberal? La suma de los bienes individuales. En verdad no hay bien
común porque no hay posibilidad de un debate franco e institucionalizado en el ágora política
entre las diferentes concepciones. Es una privatización del bien. Suena atrayente ¿no? Sin
embargo, pensar que el "yo" es anterior a sus fines, es decir, que es independiente de la
comunidad a la hora de saber lo que para él es bueno, es una hipótesis demasiado abstracta
como para ser debatida.

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